domingo, 8 de abril de 2012

Cabezas del Pozo

Cabezas del Pozo
  Perteneció al Sexmo de Aldeas de la Tierra de Arévalo.
  Su nombre proviene de Cabezas que viene a significar población o lugar principal, y Pozo, por el pozo mudéjar que fue destruido en el año 1.982 y estaba considerado uno de los pozos más antiguos de la comarca, siendo posiblemente la mayor construcción de estas características en la zona; tenía un diámetro de 5 metros, era de ladrillo y brocal de granito y era conocido como el Pozo Bueno.
  Este pueblo ya aparece documentado en el año 1.250 perteneciendo a la división administrativa del Tercio de Rágama. En esta época pagaba 40 maravedís de tercios (rentas exigidas a las aldeas) lo cual la identifica como una población mayor que la media en la zona. Durante la ocupación napoleónica, la parroquia de Cabezas del Pozo debió entregar objetos por un valor de 2.516 reales para el mantenimiento de las tropas francesas destacadas en Salamanca. Fue una cantidad considerable si la comparamos con las cedidas por otras iglesias de la comarca.
   Como curiosidad podemos comentar que los bordados que efectuaban las mujeres de la localidad se vendían en algunas ciudades cercanas. Hoy tan sólo pervive este artesanado en el ámbito privado.

Arquitectura popular:
  Cabezas del Pozo conforma uno de los mejores conjuntos de arquitectura popular de la comarca tanto por la pervivencia de la estética de los exteriores y fachadas como por la homogeneidad del casco urbano.
Cabe destacar la existencia de algunas casonas de clara adscripción nobiliaria de una sola planta.
  La tipología de las vivendas es mayoritariamente de edificaciones de planta baja y sobrado, con fachadas formadas por superposición de cuadros de ladrillo con relleno de adobe blanqueados al exterior. Los vanos de ventanas y puertas, recercados en ladrillo, muestran variadas fórmulas decorativas y la rejería de forja los remata de forma armónica.







Nuestra Señora de la Asunción.
  Nuestra Señora de la Asunción: 
  En este templo apenas quedan restos de su fábrica original mudéjar, pues fue profundamente transformado en época barroca. Inicialmente esta iglesia debió de contar con una nave a la que después se añadieron dos laterales. La sacristía, la cabecera y el crucero debieron ser añadidos fruto de las reformas llevadas a cabo en el S.XVIII.
  Del primitivo edificio mudéjar sólo se conservan los muros de caja construidos con cajones de cal y canto y que están encintados por verdugadas de ladrillo, una puerta encuadrada por su alfiz y en la fachada occidental bajo la espadaña puede verse una arquería formada por cinco arcos de medio punto cegados en retícula. Remata la fachada una espadaña con dos vanos para alojar las campanas, todo ello en ladrillo.

Registro de arquerías en la espadaña.
Espadaña de ladrillo.
Portada con alfiz.
 
  La iglesia tiene planta de cruz latina, con tres naves y crucero. Las naves aparecen separadas por arquerías de medio punto que se apoyan por pilares.

Interior de la iglesia.
Nave con yeserías barrocas.
Cúpula barroca.

  El coro, como es habitual, está situado a los pies del templo. Lo más interesante es el conjunto de retablos y altares barrocos que se distribuyen por el templo.






  En el lado Norte se añadió una sacristía, las naves se cubren con yeserías barrocas; el crucero recibe una cúpula sobre pechinas.

Santiago Matamoros.
Altar en la sacristía.
Sacristía con yeserías barrocas.

Textos: Jorge Díaz de la Torre en "Un reino de ladrillo y adobe" y "De paneras y casonas"; Maria Isabel López Fernández en "La arquitectura mudéjar en Ávila" y apuntes de varias webs.

Más fotos: